viernes, 18 de marzo de 2011

Va de retro: Los Caballeros del Zodíaco

Cuando un preadolescente decide por voluntad propia salir menos a la calle que Drácula por las mañanas lo normal es que tenga (aparte de una bonita obesidad) muchísimo tiempo libre que emplear delante de un televisor.
He de reconocer que a principio de los noventa yo era bastante casero (como ciertos árbitros de fútbol) y las largas sesiones vespertinas televisivas que me metí entre pecho y espalda sirvieron para definir las que serían mis dos grandes pasiones: Los bocadillos de Nocilla (cuando mi madre me preparaba uno me ponía tan contento que empezaba a cantar y todo, a lo Bisbal) y "Los Caballeros del Zodíaco".

Basada en un manga creado por Masami Kuramada y conocida en su país de origen como "Saint Seiya" (hay que ver lo poco que nos gusta la traducción literal en España) la serie nos translada a un mundo mitológico en donde la diosa Atenea se ha reecarnado en una joven adinerada llamada Saori Kido.
Atenea, como buena representante de las fuerzas del bien que se precie, tiene más enemigos que Messi en "Punto Pelota", por lo que el abuelo de Saori decide crear la Fundación Kido, que básicamente se dedica a secuestrar reclutar muchachos huérfanos para entrenarlos hasta que echen espuma por la boca y sean dignos de ser nombrados "Santos de bronce de la orden de la hostia fina" (o algo similar).

Lo mejor de Kuramada es que nunca hace a todos los personajes iguales y dibuja muy bien. Sus tramas son increiblemente complejas y su concepto de "Santidad" (persona capaz de matar a todo bicho viviente que no comparta su forma de pensar) por suerte varía mucho del concepto que tiene la iglesia católica.
Y ahora, dejando de lado el tono irónico, hablemos de...


CABALLEROS (O SANTOS) Y ARMADURAS

Para llegar a ser Caballero o Santo (tanto monta...) hacen falta dos cosas: valor (como en la canción de Radio Futura) y saber canalizar el cosmo interior. El cosmo viene a ser la misma mierda cosa que el ki en Dragonball o el chakra en Naruto: energía ilimitada que sirve de excusa para que nuestros protagonistas ganen cualquier pelea (da igual si se quedan ciegos, sordos o cojos de las tres piernas, ahí está el cosmo para sacarles las castañas de fuego).
Según el nivel de cosmo que usen en batalla, los Santos de Atenea se dividen en diferentes categorías:

Santos de bronce: En teoría los más débiles. Son un total de 52 caballeros y "apenas" pueden moverse a la velocidad del sonido.
En esta categoría se incluyen nuestros protagonistas: los Santos de Pegaso, Dragón, Cisne, Andrómeda y Fénix.

Santos de plata: Son un total de 24, aunque aquí pasa como en Pokemon, el número puede variar según interese.
Pertenecen a un nivel intermedio entre los caballeros de bronce y los de oro, y al igual que en las Olimpiadas, el oro mola, el bronce no está mal, pero nadie quiere ser segundo.

Santos de oro: Son 12 caballeros, que además se corresponden con los doce signos del Zodíaco. Se pueden mover a la velocidad de la luz, por lo que se ahorran una pasta en aviones a la hora de irse de vacaciones.




Santos de acero: Creados por Toei exclusivamente para el anime. Son unos paquetes que no tienen cosmo ni nada, dan un poco de verguenza ajena, la verdad.
En esta categoría se incluyen los tres bultos de la foto, de los que por suerte no recuerdo el nombre.


San Iker Casillas: No sale en la serie, pero me apetecía ponerlo.







Las armaduras de los Santos de Atenea tienen la particularidad de que pueden morir y resucitar (vertiendo sobre ellas unos 30 galones de sangre, gota arriba, gota abajo). Un mal menor pues estos muchachos, en contra de cualquier ley anatómica, parecen estar compuestos de un 95% de sangre.

La serie original consta de 114 capítulos repartidos entre diferentes sagas:


EL TORNEO GALÁCTICO


La gente con dinero si algo puede permitirse es tener un arrebato caprichoso de vez en cuando, y esta no iba a ser una excepción, así que Saori decide organizar un torneo de lucha denominado "El Torneo Galáctico" (tampoco es un título muy ocurrente si tenemos en cuenta que las armaduras de nuestros protagonistas llevan nombre de distintas constelaciones).
"Siendo Saori rica el premio debe ser la leche, tu peso en oro por lo menos", pensareís; Efectivamente, 80 kilos de oro en forma de armadura legendaria (la de Sagitario, concretamente).
El torneo transcurre dentro de la normalidad: los paquetes personajes de relleno (como el odioso caballero del Unicornio) pierden de manera humillante mientras los protas van ganando combates (menos el pobre Caballero del Dragón, el gafado, el Santo Job de la serie). Total, que todo sigue el guión esperado hasta que se presenta de improviso, al más puro estilo Smackdown, el maléfico (reconvertido en bueno posteriormente) Ikki, Caballero del Fénix, quien decide hacer la de Robin Hood y llevarse la armadura de oro por la cara.
El objetivo de Ikki no es empeñar la armadura en un "Compro Oro" (yo lo habría hecho) sino llevarsela al Patriarca, un señor mayor que vive en el Santuario de Atenas y dedica su vida a dos cosas: Vender mantecados y hacer maldades.


LOS CABALLEROS NEGROS (nada que ver con Batman)


Nuestros protagonistas, a pesar de que sólo rondan los 13 años (si, me lo creo, no parecen mayores ni nada) toman la madura decisión de echarle un cable a Saori y parar los pies al malvado Fénix.
Sin embargo, Ikki cuenta con la ayuda de los Caballeros Negros.
Los Caballeros Negros (no, no son Caballeros keniatas, sino las réplicas oscuras del caballero de Pegaso y sus compañeros) son un atajo de patanes sin técnicas propias, por lo que tras varios combates de relleno nuestros héroes logran vencerlos, y de paso tambien le ponen la carita colorada al Caballero del Fénix.
Ikki, tras ser derrotado, les cuenta que se ha vuelto tan cabroncete por culpa de las terribles vivencias que tuvo en la isla donde se entrenó (yo no soy muy listo, pero a mi me mandan a una isla que se llama "Isla de la Reina Muerte" y lo último que pienso es que voy allí de vacaciones).
Poco después el Fénix morirá y resucitará al tercer día reconvertido en buenazo que lucha a tiempo parcial (aprovechando el resto del día para vender seguros).


LOS SANTOS DE PLATA


El Patriarca sigue en sus trece y para derrotar a Atenea decide servirse, ésta vez, de los Caballeros de plata. Como se suele decir vulgarmente, todos y cada uno de ellos, "comerán pelo" frente a Seiya y compañía (pelo precisamente es lo único que no falta en esta serie, no veas que matojos).
También veremos un importante acontecimiento durante esta saga: la aparición de los increíbles Santos de acero, dotados de un poder increibl...¡es broma!, me refería a la cegera de Shiryu.
Y es que sin duda la pelea del Caballero del Dragón frente al Caballero de plata Argol de Perseo es una de las más recordadas por los aficionados. Durante su desenlace Shiryu queda ciego accidentalmente (siempre y cuando consideremos "accidente" meterse los dedos en los ojos) y éste hecho, junto con la absurda manía de quitarse la armadura para pelear, irá convirtiéndose en una tópico recurrente por parte del inconsciente intrépido Santo del Dragón (me refiero a Shiryu, no a San Jorge).


LOS CABALLEROS DE ORO Y LA BATALLA DE LAS DOCE CASAS


Atenea no gana para disgustos: Le roban la armadura de Sagitario cada dos por tres, le cae una querella por parte de una asociación de protección al menor por organizar el Torneo Galáctico y ahora, mientras va de turismo por Atenas, es alcanzada por la flecha de un caballero de plata (se nota que no la quieren mucho en su tierra natal).
La única manera que Seiya tiene de salvarla es cruzando los doce templos zodiacales del Santuario e ir derrotando a tanto caballero de oro como se cruce en su camino, aunque eso signifique (con más frecuencia de la que pensaís) convertirse en un saco de hostias para el rival.
Bajo mi punto de vista, la mejor saga de la serie con diferencia: batallas bien planteadas, enemigos carismáticos, intrigas palaciegas por parte del Patriarca. Todo muy bien llevado, la verdad.


ASGARD


Una saga que no aparece en el manga, ya que fue utilizada para darle tiempo a Kuramada mientras terminaba la posterior saga de Poseidón.
Nuestros amigos, con sus armaduras reparadas (tras los ya consabidos 30 galones de sangre vertidos sobre ellas) y estéticamente más cercanas al manga, se van de vacaciones al polo Norte, de buen rollo. Allí se encuentran con la bondadosa Hilda de Polaris, sacerdotisa de Odín, la cual ahora tiene peor caracter que el capitán Garfio con hemorroides por culpa de un anillo (si, a lo Gollum): El anillo de los Nibelungos.
Hilda quiere derretir los casquetes (polares) y dejar el planeta con menos tierra seca que en Waterworld, por lo que decide servirse de los guerreros divinos de Asgard. A pesar de que eso de "divino" no suena demasiado masculino, son un poderoso grupo de siete (más uno de regalo) caballeros portadores de las legendarias armaduras de los conquistadores (no me pregunteís a qué conquistadores se refiere, es lo que decían en la serie cada dos por tres y sigo sin saberlo).
Para ser relleno la verdad es que la saga está bastante currada, no como el relleno de cierta serie cuyo nombre empieza por "N" y termina por "ARUTO".

POSEIDÓN



El dios Poseidón fue quien organizó todo el tinglado de Asgard, con objeto de hundir el planeta y dominar la tierra, así que ahora decide secuestrar a Atenea (si, siempre le pasa algo a la pobre inútil). Seiya y compañía no dudarán en ir a rescatarla (aunque yo creo que tampoco pierden mucho si se la quitan del medio, la verdad).
Si los Guerreros Divinos de Asgard sonaba bastante metrosexual, no se que decir del grupo de guerreros del dios Poseidón: Las "Marinas" (si, se llaman así, no me lo estoy inventando), cuyo objetivo es proteger los 7 pilares subacuáticos que se corresponden con los distintos oceanos terrestres.
La única manera que Seiya y compañía tienen para llegar hasta el pilar central en el que se encuentra Atenea es vencer a las Marinas custodias de los 7 pilares (y de paso romperlos utilizando las 7 armas de la armadura de Libra).
Una saga un poco aburrida para mi gusto, aunque se deja ver.


De momento eso es todo, sé que he dejado muchas cosas en el tintero: andanadas de hostias memorables, Hyoga con su complejo de Edipo buceando en Siberia, el entrenador de Shiryu moviendose menos que el perro de Heidi, la hermana de Seiya, que es más difícil de encontrar que a Wally en el frente atlético...esto podría hacerse eterno, pero correremos un tupido velo por el momento.

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